Una competición, una carrera o un reto en la vida no tiene significado por si mismo sin un premio, una recompensa. Un título te acredita como vencedor, cualificado para decir: “yo lo he logrado”. Por otro lado, a título personal, esto es un reto conseguido, una prueba más de que podemos hacerlo.

Cuando se empezó a preparar esta carrera, no se pensaba en lograrlo, de hecho, toda la gente que te rodea, incluso tú mismo, te adelanta que tal vez no lo logres, que es un reto muy complicado y que solo unos pocos se presentan a esta prueba deportiva. No obstante, era viable, analizando las variantes posibles, teníamos tiempo de prepararla, teníamos métodos adecuados para entrenarla, teníamos un equipo favorable para desarrollarla y además teníamos ganas de un reto, de una meta, de una prueba más para nuestro cuerpo y nosotros mismos. El primer pensamiento (y post) fue el de “me apetece”, ahí comenzó todo.

La última etapa era la llave y el candado de todo. Era llave porque abría una nueva realidad, la de ser o no ser finisher de una Transalpine. ¿Qué pasaría si no lo conseguíamos? Parecía que ya lo teníamos todo hecho, pero quedaba una etapa muy dura por delante, otras 6 horas corriendo con las piernas machacadas, con el cansancio acumulado y con la duda siempre presente de saber si terminaríamos o no, si aparecería una caída, si una lesión nos paraba en seco o simplemente que nuestro cuerpo no fuera capaz de ir al ritmo mínimo de corte y que por minutos u horas nos quedaramos fuera de la competición en un momento. Pero también, esta última etapa fue candado, teníamos bloqueado un reto, teníamos la llave y debíamos cerrarlo. ¿Qué pasaría si lo conseguíamos? Todos los esfuerzos realizados en 8 meses de entrenos, los sacrificios que se han sufrido, todo aquello que hemos “perdido” para poder afrontar la prueba, habrá valido la pena. La gloria nos esperaba en la meta.

Con esas dos preguntas en la cabeza, con una llave y un candado, nos presentamos en la línea de salida. La lluvia nos acompañaba por si no era suficiente nuestras condiciones físicas adversas. Se notaba la tensión en el ambiente, como ya os adelantamos, no estaba todo dicho ni mucho menos, las dos preguntas estaban en la cabeza, sobre todo ¿y si no lo conseguimos? A nuestro alrededor la gente tenía las mismas caras, una mezcla entre satisfacción por haber llegado y mucho nerviosismo y preocupación por terminar esta dura etapa. Silencio, ya suena AC/DC, es hora de resolver esto de una vez por todas.

La etapa fue muy dura, más de lo que esperábamos. Para muestra un botón, la organización recortó los dos últimos kilómetros de subida por la mala climatología, placas de hielo y nieve. No se podía subir más arriba de donde llegaron los corredores, de hecho, era un tramo para subir con cuerdas, innecesario a estas alturas de la competición. Se guardaron para el final 20 kilómetros de esfuerzo titánico, una subida de 1243m a 2880m en apenas 10 kilómetros y luego bajar otros 10 hasta los 1906m… por si no estaban lo suficientemente reventados, esta fue la estocada final.

Claro que todo los que conocéis un poco a nuestro equipo saben que esta gente está hecha de otra pasta, ante la adversidad se crece, ante lo imposible se transforman, sacan todo lo que llevan dentro y se convierten en superhéroes. Porque los superhéroes no están en las películas, están basados en hechos reales, en personas de carne y hueso que sacan fuerzas de donde no las hay. Ni siquiera ellos mismos sabían que las tenían. Esto es lo impresionante de estos retos, te demuestras a ti mismo que sí puedes, que tienes más fuerza de la que crees. En nuestro día a día no utilizamos nuestros poderes, pero es en situaciones como estas cuando te transformas, descubres tu cuerpo y te conviertes en Superman o Ironman…

Con estas pintas, estas ganas y todo el esfuerzo realizado no quedaba otra que ganar. La meta se veía a lo lejos, ya lo teníamos todo hecho. ¡Por fin! Hemos sufrido mucho, nadie sabe la cantidad de horas que hemos discutido, la cantidad de horas que hemos pasado empujando al otro, la cantidad de horas que hemos pasado con dolor, la cantidad de horas que hemos pensado en “qué hacemos aquí”, la cantidad de horas en las que la motivación ya no valía para nada…

Ver a nuestro equipo técnico pasada una curva significaba que la meta estaba cerca, a pesar de no verla, cuando el fotógrafo está presente es que el final de la etapa quedaba a pocos cientos de metros. Ahora sí, es momento de abrazarnos, de mirar a nuestro compañero de fatigas y hacer desaparecer todo lo malo, ya no duelen las piernas, ya no nos acordamos de porqué discutíamos, ya solo queda disfrutar de estos últimos minutos en la carrera. La gente aplaude más que nunca, primero el arco de Salomon, luego el arco de Gore-tex y por fin el arco de meta con nuestro tiempo de llegada, mil y un fotógrafos, la gente nos aplaude a nosotros y por fin, reto conseguido.

No se puede explicar la emoción del momento, de hecho, el que os escribe no tiene palabras para contar qué se siente terminando una Transalpine. Es un sentimiento que solo se puede contar, a título personal:

Enrique Martínez

Enrique Martínez

Runner. Dorsal 187-2

Orgulloso

8 meses entrenando duro para enfrentarme a una prueba de 8 días y vivir una experiencia única, me ha dejado buen sabor de boca. La emoción de la salida de cada día, el calor del equipo que me animaba en cada una de ellas, y que me recibieran en la meta, me alentaba cada día a superar las molestias que fui arrastrando desde el tercer día. Los ánimos de mi compañero, que hacia que en todo momento tuviera la cabeza alta. Conocer gente nueva con la que compartes momentos muy duros, hacen que el sufrimiento y esfuerzo merezcan la pena.

He podido vivir y superar el llevar el cuerpo al límite, no perder el ánimo y demostrarme que sin fuerzas y con la ayuda de la cabeza, los pensamientos y recuerdos, se puede llegar más allá de lo que se espera.

Ruymán de Armas

Ruymán de Armas

Runner. Dorsal 187-1

Toda una hazaña

Después de esta experiencia he de decir que la TAR no es solo correr, hay muchos parámetros controlables como todo los meses de entrenamientos, la semana previa de preparativos, las recuperaciones cada día, la hidratación, la alimentación, el equipamiento o la estrategia de carrera. Pero también hay muchas cosas que no controlamos y con la que tenemos que contar como la climatología, las caídas o las lesiones. Pues todo esto multiplicado por dos.

No es fácil que todo salga bien en este tipo de carreras. Es más, de unas 700 personas, solo terminaron en torno a 400. Todas las etapas tenían muchos retirados, por tiempos o por lesiones. Por todo ello valorar a todos los que terminan, desde el último clasificado al primero, si además la terminas en buenas condiciones, es toda una hazaña.

 

Elsa Campos

Elsa Campos

Producción, logística y redes sociales

El olor de la trans

Cuando empiezas un viaje de estas características sueles en algún momento preguntarte si no te habrás apresurado cuando dijiste que si, que estabas deseando ir a vivir esta aventura y mas cuando eres la única chica del grupo. Así que no te queda otra que ser «uno» más, y así lo dije desde el principio al equipo, no quería un trato especial por ser chica, y allí estaba yo siempre dispuesta a todo, las maletas las subía de dos en dos si hacia falta. Lo cierto es que somos un buen equipo en todos los sentidos y ha sido muy fácil convivir con estos tres cracks, lo único que he llevado peor, sinceramente, han sido los olores, la gente no se puede hacer una idea de como huelen estas personitas después del cuarto día… Y a los ocho ya, mejor ni hablar, del olor de las zapatillas podríamos incluso dedicar un post entero, aunque la verdad, todo eso pasaba a un segundo plano cada vez que veía esas cabecitas asomar por la meta y lo único que quería era darles un súper abrazo y emocionarme con ellos. Las horas transcurrían muy rápido con mi compi Alberto, pues teníamos muchas tareas por realizar antes de que llegasen de nuevo, sólo puedo decir que ha sido un verdadero placer haber trabajado a su lado, gran profesional y gran persona. No cambiaría nada de este viaje, porque todo ha sido maravilloso, lo bueno y lo malo, han sido once días muy intensos, de muchas emociones, con mucho aprendizaje y superación, así que agradezco enormemente la generosidad de este equipo por haberme invitado a ser parte activa en esta aventura maravillosa!!!

Alberto de Armas

Alberto de Armas

Fotografía, vídeo y blog

Unas vacaciones dijeron… vente a los Alpes que te lo vas a pasar genial dijeron… 

La verdad es que ha sido todo un lujazo poder vivir una carrera de este calibre. Para los que nos dedicamos a la comunicación y a los eventos esta experiencia ha sido muy enriquecedora. Una carrera de este tipo tiene una infraestructura decomunal detrás. Desde la directora de carrera hasta el personal de pista, los cámaras de vídeo, el speaker, los montadores de las salidas y metas… un despliegue sublime.

A título personal me quedo con la satisfacción de ver llegar a mi hermano y a mi «primo». Es un orgullo tenerlos en la familia. Las caras de satisfacción después de mucha tensión y mucho esfuerzo es un premio que solo entienden los que lo viven desde dentro. De esta vivencia no me gustó entrar siempre el último al baño, desagradable como poco. Por lo demás, volvería a repetir con los ojos cerrados. He estado siempre en las grandes competiciones de mi hermano, si puede ser, estaré en todas las que le quedan. Aprovecho para daros las gracias por seguirnos, leernos y sobretodo por darnos ánimos, en estos lares tan lejanos se agradece unas palabritas de la gente. Muchas gracias.

Aquí está la última galería de esta carrera (pincha sobre la foto para ampliar)

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